lunes, 6 de agosto de 2012

¿Que las palabras se las lleva el viento?... Depende hacia dónde sople


Tienes un amigo o amiga de años. Siempre se han llevado de maravilla. El respeto entre ustedes ha superado barreras, tiempo y situaciones a través de la vida.

Un día, un solo día, tu amigo o amiga no se sentía bien, no tenía mucha tolerancia, le había sucedido algo que no tenía que ver contigo…. Y allí llegaste tú, en el momento impreciso, a la hora inadecuada y emitiste un comentario ingenuo que no fue bien recibido o entendido y ese amigo o amiga explotó insultándote y diciéndote palabras que te ofendieron profundamente…

Nunca había pasado, o por lo menos, nunca te había herido de esa manera. Te quedas anonadado, no sabes cómo reaccionar. Se te seca la boca y el estómago se te vira de atrás hacia adelante. ¿Qué vas a hacer? ¿Qué puedes pensar? Te tomó de sorpresa y jamás pensaste que te sucedería algo así con esa persona tan querida o apreciada por ti.

Dependiendo de tu estado de ánimo en ese momento, le responderás ofendido, le insultarás de vuelta o callarás. No importa la situación, siempre trata de no responder en el momento mientras piensas y analizas lo sucedido, sus posibles causas y sus posibles consecuencias.

La mejor palabra es la que no se dice en el momento.

Si esa persona es importante para ti, no reacciones con la misma moneda, pues de alguna extraña e inexplicable manera, aunque tú no lo hayas comenzado ni hayas dicho algo a propósito, caerá sobre ti la responsabilidad de su reacción.

Detente y piensa en lo que acaba de suceder; evalúa el panorama como si no fueras uno de los protagonistas y prefiere ser cortés dándole una bofetada de elegancia al bajar tu tono de voz, hacer un esfuerzo consciente por calmarte y decirle que no fue tu intención ofenderlo. No, no te rebajas, al contrario, te enalteces en el proceso y logras mucho más que si te ubicas a su mismo nivel.

Increíblemente, en la mayoría de los casos la persona se percata de su exabrupto y se excusa contigo. En menos ocasiones le es difícil excusarse, pero ciertamente tú saliste airoso en el proceso.
El problema es que si tú lo perdonas y pasa el incidente, ya no va a ser lo mismo entre ustedes.

No siempre uno olvida, aunque perdone y entienda. Las heridas que te causa una palabra o una situación incómoda a veces se ubica en nuestra memoria celular y no se olvida jamás y ya no se siente igual. Te dolió y nunca esperaste que bajo ningún concepto o situación eso fuera a suceder entre ustedes o que esa persona te iba a tratar así.

A los seres humanos nos toma tiempo asimilar las situaciones que son nuevas o que no esperábamos y, aunque queramos olvidar y pasar la página, en algún momento vuelven a nuestra mente y nos causa dolor. Nos protegemos instintivamente y actuamos con cautela ante la persona que una vez nos dijo algo que no nos gustó.

Así mismo nos sucede en las distintas situaciones de nuestra de nuestra vida, cuando vamos a un lugar y no nos tratan como esperamos o actúan distinto de como siempre nos habían tratado.
Así como te sucede a ti, así mismo le sucede a los que tú trates mal o al que le digas algo hiriente en algún momento de tu vida, aún aunque te excuses mil veces.

Las relaciones cambian, entonces ya eres más precavido con esa persona y aunque quieras, aunque te esfuerces ya nunca va a ser igual.
Te pueden tratar bien 364 días del año y un solo día, una sola vez, en una sola ocasión te trataron mal…. Quedó marcado para el resto de su vida y de la tuya. Ya no sabe igual…

Y eso también aplica a los mensajes de texto y a los correos electrónicos. ¡Cuidado con ser impulsivo o impulsiva! Cuidado con lo que escribes y cómo lo escribes. Piensa bien antes de enviar un mensaje bajo un coraje momentáneo. Esas palabras se quedan grabadas y lo peor es que se pueden volver a leer, imprimir y hasta enseñárselas a todo el mundo.

Cuidado con las palabras que utilices, pues el receptor las interpretará de acuerdo a su particular estado de ánimo y éstas podrían tener un efecto más devastador de lo que imaginas.

No te equivoques, las palabras se quedan y vuelven como un bumerán y afectan profundamente la vida y las relaciones y cuando pienses que lo que dijiste se lo lleva el viento, recuerda que siempre depende de hacia dónde éste sople.

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