viernes, 20 de julio de 2012
¿Que ser feliz es difícil? ¿Quién dijo?
Muchas, miles, millones de personas buscan desesperadamente la felicidad a través de terapias, medicamentos y viajes, adquiriendo productos o servicios, leyendo, ejercitándose, asistiendo a conciertos, trabajando y por innumerables formas legales e ilegales, conocidas y desconocidas.
Lo cierto es que todos los seres humanos perseguimos la felicidad de una u otra forma y para la mayoría es un fin o una meta, a veces inalcanzable, no importa sus circunstancias, mientras que para otros es común y natural y es parte inherente de su estado emocional.
El derecho a la felicidad hasta está plasmado en la Constitución de los Estados Unidos.
Hay una creciente cantidad de libros enfocados específicamente al tema de la felicidad y existen innumerables estrategias, técnicas y teorías que aseguran que la felicidad es responsable del incremento en la productividad.
Así como Juan Ponce de León dedicó gran parte de su vida a buscar la fuente de la juventud para ser más feliz, así mismo psicólogos, psiquiatras, investigadores, científicos y teóricos estudian los efectos de la felicidad en el trabajo, en las relaciones, en la escuela y en las decisiones más importantes y trascendentales de la historia.
En los adiestramientos que ofrezco de motivación, servicio al cliente, ventas, equipos de trabajo y hasta planificación estratégica y negociación, integro el “efecto felicidad” como elemento indispensable para el logro de las metas.
La visión positiva de las circunstancias es una de las llaves que abre la caja de la felicidad. No puedes ser feliz siendo negativo. El vaso lo tienes que ver siempre medio lleno y nunca medio vacío.
Júntate con gente feliz y contágiate con sus endorfinas positivas. Esta es la hormona que segrega el cerebro cuando hacemos actividades entretenidas, comemos chocolates, hacemos o escuchamos chistes, meditamos, hacemos ejercicio y sonreímos.
La forma en que decimos las cosas influye en nuestra percepción de cómo vemos la vida. Se han desarrollado varios estudios en la Universidad de Harvard donde se ha investigado el efecto que tienen las palabras de los jefes en el desempeño de sus subalternos.
Un ejemplo muy interesante es el de un jefe que siempre le decía a su personal de venta a la hora del cierre que no fueran a “dañar” la venta porque iban a estar en problemas. El resultado invariablemente era el mismo, la teoría que se auto cumple: la venta se “dañaba”.
Los estudios revelaron que el miedo a dañar la venta se integraba en su memoria celular y el cerebro obedecía, la dañaba. Por supuesto que no era a propósito, es que el cerebro obedece a las imágenes que percibe en su mente sin tener en cuenta la palabra “no”’, ya que la misma carece de una imagen activa con la que él pueda relacionarla. La imagen imperante es la palabra negativa.
Esa es la importancia de hablar en positivo.
Así mismo, los estudios revelan que las neuronas del cerebro se enlazan químicamente y estimulan los sentidos cuando las personas están felices. ¿Te has dado cuenta que cuando estás molesto se te nubla la vista?
No escuchas más allá de lo que tu mente está pensando y te absorbes en tu ira o tu mal humor perdiendo de vista lo que ocurre a tu alrededor.
Cuando piensas en escasez, todo lo que ves es escasez, y las oportunidades pasan frente a ti y ni tan siquiera las identificas. De repente, se te acercan personas negativas, con mentalidades estrechas que abonan a tu estado de ánimo; la nube negra. Solo ves lo negativo a tu alrededor y lo positivo… ni por los centros espiritistas.
Sin embargo cuando estás feliz, positivo y contento te das cuenta de muchas cosas que antes no habías visto, percibes más colores, escuchas más detenidamente detalles y los analizas identificando oportunidades que siempre estaban ahí pero que ahora fue que las racionalizaste. Tu estado de ánimo se emociona y te pones más alerta y, por consiguiente, productivo.
Te das cuenta de que las personas que antes no se te acercaban ahora te hablan, te sonríen, te piden consejos, te invitan…¿cambiaron ellos? No, cambiaste tú, cambió tu actitu y tu forma de ver al mundo.
¿Es fácil lograr esto? No siempre, pero todo depende de ti, de tu interés por ser feliz, de buscar las llaves que abren esa caja de la felicidad. Es muy fácil estar negativo, pero es más energizante estar feliz.
Busca tu felicidad interior y encontrarás la exterior te encontrará a ti. Pon de tu parte y búscale el lado positivo a las cosas, a las circunstancias, a las personas, a tu vida. Date una palmada en tu espalda, apoyo moral y sonríe. Perdona a los que te quieran hacer sentir mal y devuélvele una bofetada de elegancia no dejándote influir en su negativismo. Sigue tu camino y sé feliz.
Procura buscar en cada detalle lo positivo, hasta en las situaciones “negativas” no te dejes caer. Rodéate de gente positiva y logra que te contagien contagiando tú a otros para hacer una cadena de felicidad.
Y recuerda que si alguien te dice que ser feliz es difícil, contéstale: ¿Quién dijo?
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