¿Has escuchado cuando te dicen que uno le compra a cierto vendedor porque él se ocupa de su cliente? También se oye decir que si ese vendedor cambia de empresa el cliente también cambia por seguir con él. Compras en una tienda mayormente por el vendedor o vendedora que te atiende de forma especial. Le eres fiel a una empresa por la relación que existe entre ese vendedor o esa vendedora y tú, y a veces hasta estás dispuesto a pagar más si eso implica que vas a tener esa persona que tú sabes que se va a ocupar de ti de forma especial, que conoce tus gustos, necesidades y va más allá para complacerte y brindarte un servicio excepcional.
Prefieres hacer negocios con el ser humano más que por el producto, pues en última instancia, lo que buscas es una solución a tu problema y es él o ella quien te brinda esa tranquilidad y seguridad de que tu problema ya está resuelto. Esta situación hace que seas más fiel al vendedor que a la misma compañía.
Como clientes nos gusta que el vendedor o vendedora cree una relación a largo plazo con nosotros, que se convierta en nuestro aliado, en nuestro amigo y en nuestro asesor personal. Le depositamos nuestra total confianza y hasta le consultamos áreas más allá del producto y de la empresa que representa.
A este fenómeno se le conoce como el “Efecto de Halo”; el que al pensar que es un experto en un área, generalizamos esa cualidad a todas las demás áreas considerándolo un perito en todo.
Una empresa existe por su equipo de venta, que incluye tanto a los vendedores como al resto del personal de la misma y que le ofrece respaldo a esta gestión convirtiendo a todas las personas de la empresa en vendedores indirectos y haciéndolos parte de esa magia.
Estos vendedores indirectos comienzan desde la recepcionista, pasando por todas las oficinas y departamentos hasta que el producto o servicio llega al cliente final.
El servicio no es la garantía que tenga el producto, ni es el prestigio del mismo o de la empresa; es el esfuerzo que hace el equipo de ventas apoyado por el resto del personal que allí labora.
¿Cuáles son las cualidades que buscas en el vendedor ideal?
Que proyecte credibilidad y confianza
El vendedor debe demostrar que tú puedes confiar plenamente en él o ella
Que posea ética y responsabilidad
Que te diga la verdad.
Que evite hablar mal de la competencia o de su misma empresa.
Demuestra confidencialidad, tanto para su empresa como para ti que eres su cliente.
Cumple lo que promete
Se esfuerza por brindar la milla extra
Está disponible para ti cuando lo llamas o lo buscas, aunque no tenga lo que le
pediste.
Es honesto
Esto es cuando pudo haberte vendido algo más costoso y te orientó adecuadamente vendiéndote solo lo que necesitabas sin necesidad de invertir demás.
Esta acción genera una lealtad que trae como consecuencia, ventas repetidas y de mayor envergadura así como referidos de futuros clientes
Se preocupa por aprender sobre su empresa, para poder ofrecerte todas las
alternativas.
Aprende sobre la competencia, para poseer más elementos de juicio ofreciéndote lo mejor.
Sobre innovadoras técnicas de ventas, motivación y servicio al cliente para estar más preparado y ayudarte más.
Inspira confianza.
A eso se le llama APOYO MORAL al cliente.
A ese vendedor que posee esas cualidades, tú lo respetas y lo conviertes en tu
aliado. A ese vendedor que te brinda un servicio más allá de lo excelente, que brinda
un servicio excepcional, a ese vendedor le otorgas toda tu LEALTAD.
A ese vendedor tú lo sigues y le tienes fidelidad, más allá de la empresa.
Todos en la empresa son vendedores, todos son parte del proceso de venta y todos
contribuyen a perpetuar la fidelidad del cliente. La empresa es su gente y no sus
productos.
A ese vendedor que posee esas cualidades, tú lo respetas y lo conviertes en tu aliado.
A ese vendedor que te brinda un servicio más allá de lo excelente, que brinda un servicio
excepcional, a ese vendedor le otorgas toda tu lealtad.
A ese vendedor le tendrás fidelidad más allá de la empresa.