Cuando estés con estrés piensa en momentos felices.
Oblígate a buscar en tu memoria pensamientos positivos, háblate a ti
mismo y convéncete de que todo es temporero y que todo va a pasar.
Si estás en tu trabajo y hay alguien que no te saluda, no te ofendas...
es esa persona, no eres tú. Sigue saludando porque tú vales mucho.
Sé elegante y nunca te rebajes a su nivel, ni siquiera con tus gestos corporales... que ellos suban al tuyo.
Júntate con personas positivas, que te hagan reir, que te den apoyo moral, que se identifiquen contigo y no te critiquen. Evita compartir con personas que hablen mal de otras o que estén pendientes de lo que hacen los demás. Aunque tú no digas nada, serás parte de la conversación y eso te traerá energía negativa y, adivina qué...estrés.
El estrés viene desde adentro, la forma en que tú percibes lo que te sucede o lo que pasa a tu alredor es lo que conviertes en tu realidad. Tú decides si tu realidad es trágica o maravillosa y si es positiva o negativa.
Mira la vida con optimismo y busca personas, circunstancias, lugares y eventos donde promuevan el estado de ánimo que deseas tener.
Tú creas tu realidad y tú eres el único que al final del camino te motivarás a ti mismo.
Oblígate a ser feliz y te aseguro que lo lograrás...apoyo moral.
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